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Bilardo, la serie. Una carta de amor al bilardismo. Reseña.

El trabajo detrás de escena de esta serie documental es una pieza del esfuerzo y un resultado del amor hacia el bilardismo y al legado del Dr. En materia creativa, utilizaron cientos de horas de vídeos nunca a la luz y también incluían testimonios de algunas figuras deportivas de gran renombre a su alrededor.Entre ellas, Oscar Ruggeri, Sergio Goycochea, Marcelo Bielsa, Claudia Villafañe, Juan Sebastián Verón, César Luis Menotti y Diego Simeone.

En los 4 capítulos se narran historias sin precedentes en torno al Dr Carlos Salvador Bilardo. Desde su paso como actor, el cual le atribuyó el precio al peor desempeño del año pasando por el fallido viaje a Mar del Plata con su familia, problemas con la prensa y el mito pincharrata del alfiler así como su famoso paso por la televisión y la publicidad.


La fecha de estreno, 24 de febrero, no es una casualidad, porque ese día marca el aniversario número 39 desde que Carlos fue designado como entrenador del seleccionado de fútbol masculino argentino (1983).


Mas allá de sus logros deportivos -como entrenador y como jugador- lo característico y polémico de esta figura tan aclamada fue su metodología poco ortodoxa para garantizar el éxito de los equipos que había disciplinado, justamente era la disciplina y la conducta lo que lo distinguía y lo distingue del resto. Su obsesión, su sacrificio personal cuando pospone a la familia y los valores que relegó con tal de ganar, siempre ganar.


La serie de cuatro capítulos del director Ariel Rotter, tiene una estructura sencilla sin narrativas innecesarias y está respaldada por un impactante trabajo periodístico que recoge todo tipo de testimonios tanto de colegas como de profesionales de diversos rubros, familiares y amigos del director técnico. A su vez, la recolección de material e imágenes de entrevistas de televisión y el elemento inédito, la clave del éxito para lograr un enfoque personal y biográfico, de poder acceder al archivo privado de Bilardo, en VHS!. El presente se mezcla con los recuerdos del pasado los momentos íntimos que el DT ha grabado personalmente a lo largo de su vida. Y de esa manera -la forma en que se obsesiona con cada partido que cae en sus manos- los espectadores pueden analizar en mayor medida su dinámica familiar, su vida fuera de la cancha y los focos de la prensa. Los puntos más oscuros de su vida también están plasmados en la serie, digno de emocionarse a momentos y otros dignos de celebrar con gatorade.¿Cómo resumir en solo cuatro episodios todo lo que implica ese nombre? Me fascino que el armado de este producto audiovisual siga la linea creativa de una película casera, como aquellas que filmaba el Dr.


Bilardo, el doctor del fútbol ​​tiene la sencillez de una película casera que genera nostalgia, felicidad y orgullo en varias generaciones, tanto para quienes tuvieron la posibilidad de vivir sus cabalas fecha a fecha como para quienes apreciamos la obra de arte que es la filosofía de vida bilardista. Decir que es un estilo de vida seria un sacrilegio para quienes no les apasiona el fútbol o incluso prefieren a la antítesis, el mennotismo, una hipérbole. El fanatismo se desvanece con el tiempo por lo que no sería de extrañar que quienes vieron los cuatro episodios cuyas crónicas se parten con sonrisas adolescentes fueran exactamente los mismos campeones de 1986.

La elección de los periodistas fue un acierto impensado que result'o un gol de media cancha. No hay aquí luminarias, estrellas de la televisión, exégetas como Fernando Niembro o Marcelo Araujo.Desde Burgo hasta Daniel Lagares, pasando por José Luis Barrio, y otrxs aportan anécdotas y opiniones alejadas de la estridencia tan propia de esta era del panelismo exacerbado.


Uno de los ejes que la serie maneja es la intensa relación entre Bilardo y Maradona, que fue un poco la de maestro-alumno, padre-hijo y con los cortocircuitos inevitables cuando uno de los protagonistas era el Diego. La gesta de México '86, la épica de Italia '90, el Sevilla de 1992, el Boca de 1996 y la fallida experiencia como “supervisor” del Maradona técnico de la selección en Sudáfrica 2010 son solo algunos de los períodos que el documental trabaja con precisión.


Existen diversas concepciones e ideas de lo que entrama el bilardismo, como ocurre con cualquier tendencia ya sea en el fútbol o fuera del mismo, sin embargo hay tres pilares que resumen esta noción, el colectivismo, el ingenio y el deseo de ganar sobre todo. Y en cierta medida esto se logro con este pequeno homenaje. No crearon un sistema cinematografico nuevo -como bilardo en su momento invento el 3-5-2- sino que el acierto de vio desde el capital humano y personal, no desde la originilidad. El bilardismo es jugar al fútbol pensando que el todo es más importante que la individualidad. En este producto filmico ninguna figura de autoridad lo opaco al protagonista homenajeado, por el contrario, enriquicieron el testimonio. Y esto lo dejó claro el propio Bilardo cuando armó aquel equipo de Estudiantes, en 1982, que tenía a Alejandro Sabella y el Bocha Ponce en el mediocampo, tres grandes jugadores poseedores de una técnica exquisita. Un equipo que ganó un campeonato de 38 fechas y lo hizo de punta a punta. Un equipo que le permitió a Bilardo ser considerado para conducir a la Selección Argentina.



En resumen, la fascinante, contradictoria y polémica historia del técnico campeón del mundo es reconstruida y analizada en profundidad, con inteligencia y sin prejuicios. Es una carta de amor al bilardismo, un homenaje a una leyenda que conforma el legado del deporte, un partido que hoy por hoy, el fútbol gano.


Bilardo es el ejemplo consumado de la persona obsesiva hasta extremos enfermizos, del perfeccionismo a ultranza, de la búsqueda del control absoluto, de lograr que el fútbol (dinámica de lo impensado) se convierta en una materia dominable y manejable.De ahí el estudio metódico del rival, los entrenamientos interminables, la insistencia hasta el agotamiento sobre qué debe hacer o no cada jugador. En esa apasionada y neurótica relación con su oficio, que le consumía prácticamente las 24 horas del día, el Narigón se olvidó de vivir. Una de las cuantas razones por la cual lo admiro tanto y vivo de esa forma.



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