FINAL ALTERNATIVO DE "EL GUARDAVÍAS" DE CHARLES DICKENS
Antes de proseguir el paseo, me apoyé en el borde y miré mecánicamente hacia abajo situado en el mismo lugar desde el que lo había visto por primera vez. No puedo describir la conmoción que sentí cuando vi que cerca de la boca del túnel aparecía un hombre que se tapaba los ojos con la manga izquierda y agitaba vehementemente el brazo derecho. Pero vi una luz. Un pequeño brilloso. ¿Una piedra brillosa tal vez?. Fue un impulso pero sentí que debía bajar a ver qué era lo que pasaba. Me generaba intriga y una vibra rara que circulaba por mis brazos. Así que decidí bajar a ver qué es lo que pasaba. Estaba todo oscuro, como de costumbre en esta Inglaterra victoriana. Llena de bruma propia de estas nuevas industrias y vapor. El carbón abundaba en el paisaje de esta ciudad oscura, tan negra y contaminada.
Me gusta pensar que las vías del tren son como una gran linea del tiempo de nuestras vidas. De un lado de las vías está el pasado pisado, del otro nuestras contemplaciones a futuro, si es que las hay. Y que ese brillo que emanaba de las vías era la salida. La forma de romper con el sistema de castas al que estoy tan acostumbrado. Podría irrumpir en mi realidad, siendo este un camino positivo, más libre y con mayores oportunidades. Tal vez podría ser una señal del destino. Que mi suerte cambiaría y ahora me reinventaría vendiendo telas de lino o té traído de la India. Muchos sueños, muchas ilusiones. Todo esto podría darme ese pequeño lingote de oro. Un pedazo de metal lleno de oportunidades. O no.
Estando en medio de las vías un tren se acerca a mi derecha y colapsa contra otro que venía en dirección contraria. Me salvé. Nuevamente, como antes. Definitivamente cambió mi suerte para bien.
Sin palabras después de ese suceso que podría haberme dejado sin vida, respire hondo y de un suspiro escucho un carro de caballos que se aproxima. Y de golpe. En tal sólo un segundo. Se concreta el fin de mi existencia
Comments