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Los Ombúes de dinastía Giralt


Con olor a perfume francés, Alejandra Giralt, deja una impronta personal con su fragancia favorita, el perfume Boucheron que inunda de presencia la habitación. Hija de Inés Striglio, la historiadora del arte recorre una historia de legado feminista que se interpela hasta el día de hoy en su hija.



Nombrada asi por la gran biblioteca de Alejandría, es graduada de la Facultad de Filosofía y Letras, madre obstinada y esposa. De pelo castaño y un estilo colorido, contrarestando el hecho de que su color de cabecera es el azul, Alejandra es el fiel de reflejo del personaje de ficción Lorelai Gilmore. Separando su carrera profesional de su vida personal, logra encontrar un balance entre equilibrar su empatía innata con el amor por lo que la hace única y especial.


Tiene un alma joven y un espiritu libre, energética, inteligente, relajada, impulsada pero sobretodo maternal y sacrificada. Renunció a su carrera para poder ser madre tiempo completo, lo que ella no sabía era que también debía ser madre de sus propios padres y suegros, no sólo de sus tres hijos. Destinó horas de su vida en cuidar de dermatitis atópica a su hija, la cual arropaba bajo sus brazos mientras lloraba del dolor, la salvó de una tragedia, de un destino horrible, de forma sistemática curaba las heridas que tenía en su piel, la sangre de la bebé derramada sobre sus manos por las heridas causadas por la enfermedad no la detuvo. A su vez fue protectora de su hijo menor, el más pequeño del clan Courregés Giralt, quien sufría e incluso sufre hasta el día de hoy de baja visión. Jamás se olvidó de nadie, el mayor de sus hijos padecia dolores extremos en los pies, sus padres de depresión que pronto se transladarían a sus respectivos hijos y marido.


"El panorama familiar actual no me ayudó a poder sanarme ni hacer el duelo que tendría que hacer, es demasiado doloroso ver a tus hijxs sufrir pero estoy feliz de tenerlos conmigo, en el mismo techo y ayudandólos en su recuperación. No duermo más en mi cama, volví a los años en que cuidaba a mis padres e hijxs. Tiro un colchon en la habitación de mi hijo para asegurarme de que esté bien"- sentenció de forma terminante y con un nudo en la garganta que evitan caer las lágrimas en sus ojos.


Cuando entra a una habitación sabes que es ella. Es tan fuerte su presencia que su alto tono de voz deja sordos a sus tres hijos. Pero lo compensa con una gran taza de té de menta cuando los recibe en su hogar. Es historiadora del arte pero detesta curar arte. Cree que piezas de arte tales como “La Noche Estrellada ” de Van Goh son un producto nefasto de la publicidad aunque la entrevistadora piense lo contrario.Uno pensaría que todo historiador del arte anhela a analizar las grandes obras de Picasso, Van Gogh y Monet, pero por asociación simple esto es erróneo. Fue la obra "Los Ombúes" del artista plástico Garcia Uriburu, el desencadenante de su inquebrantante amor por el arte plástico.


"No me gusta el arte comercial, adhiero a que el arte nacional es muy rico en historia pero es infravalorado en ocasiones. La noche estrellada es una obra de arte nefasta que no debería considerarse arte. Quienes ejercemos la profesión no la consideramos como tal" -declaró sin flitro alguno la historiadora del arte.


Su obra de arte preferida, autoría de García Uriburu.


Su veta profesional es la investigacion y lo hace por pasión aunque por el momento se encuentre desempleada. Aunque usualmente el trabajo de quienes ejercen su profesión se basa en curar arte o participar de remates, ella disfruta escribir articulos de investigación.


Tras un largo paso en el lugar donde concretó uno de sus sueños, recibirse. En Púan 480 con dirección en Caballito, formó su caracter beneveloso actual y con impetú logró establecerce como investigadora.

Su madre era como Emily, ella como Lorelai e inefectiblemente su única hija mujer como Rory.


Aconpañada por el sonido tierno de la canción Where You Lead I Will Follow de la serie de television Gilmore Girls, enmarca en su vida una rutina llena de obstaculos pero ciega de estos ya que la atraviesa su fortaleza increible que nace de su persona.


Esa esencia francesa con aroma al fruto afrodisiaco de la bergamota, que ilumina las exquisitas flores de retama de Bretaña, el jazmín de Marruecos, el narciso y el azahar. Casualmente su envase remite a una joya indescriptible, ironicamente jamàs se verá una joya en su alhajero ni encima suyo.


Los 3 vasos azules y dorados, con una inscripción que remite a su tesis sobre Egipto (así como también a sus 3 hijos), la tetera, los libros y su perfume preferido adornan el texto.


Su gran mundo remite a una paradoja de jardín. Toma té de eucalipto en vasitos egipcios de color azul y dorado mientras sigue de cerca a sus hijos y marido, eventualmente vuelva a sus raices profesionales y escribe articulos académicos de arte. Como un cuadro, encuadra su universo en profundidad, con pinceleadas de cariño y voluntad, asi como tambien empatia


A raíz de la inspiración que surgió de tantos escritos de esa obra de arte, la autora de este intento de crónica recibió su nombre y sangre, es su poste indicador, donde tiene que ir, llegar o simplemente estar. Con pinceladas de amor maternal, cariño y empatía, logra el balance perfecto de lo que es un ejemplo a seguir.

Complicada como un cuadro de Kandiski pero minimalista y con tintes de sencillez en su persona, de fácil lectura sentimental pero llena de pensamientos complejos, como un Picasso, Alejandra deja su huella en cada lugar a donde va, con su voz tan imponente como un Dali.


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