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No es vintage, es política estética: el revival del soporte tangible

  • Foto del escritor: azul courreges giralt
    azul courreges giralt
  • hace 12 horas
  • 4 Min. de lectura

Del feed al relicario, performar el recuerdo en papel satinado parece ser algo del pasado pero como siempre, yo vengo a imponer modas y este es un must have al cual me gusta denominarlo como "curaduría afectiva", básicamente, ver al objeto físico como un statement editorial. Dependiendo de la época que seas, seguramente alguna vez te regalaron un libro, una cartita, un cd, un vinilo o cualquier recuerdito de algún viaje que hiciste, detalles que amas pero que en la actualidad, son valores que desafortunadamente se perdieron y yo intento revivir. Como siempre, bajo mi naturaleza completamente narcisista y autoreferente, vengo a exponer un poquito de lo que significa para mí -y muchas personas como yo- esta distinción que se archiva, aquella memoria que se imprime.


Te invito a abrir esa caja que guardás en el placard. Sí, esa. La que tiene entradas de recitales, cartas que ya no sabés si releer o quemar, fotos con bordes redondeados. ¿Qué dice de vos ese archivo afectivo? ¿Qué dice de tu forma de amar, de recordar, de narrarte?¿Cuándo fue la última vez que escribiste una carta? ¿Que revelaste una foto? ¿Que regalaste un objeto con historia? Si no lo recordás, no te preocupes. Para eso estoy yo: para recordarte que el papel también puede ser un acto de amor.Porque en el fondo, todas tenemos una historia que merece ser impresa. Y quizás, solo quizás, este sea el momento de volver a escribirla con tinta, con gesto, con intención.


En una era marcada por la aceleración digital, la ubicuidad del algoritmo y la estetización del dato, el formato físico —ese objeto que se puede tocar, oler, archivar— se erige como gesto de distinción, como resistencia estética y como curaduría afectiva. Imprimir una fotografía, conservar un vinilo, escribir una carta de amor o guardar un ticket de museo no son actos nostálgicos: son prácticas performativas que reinsertan el cuerpo, el tiempo y el estilo en la experiencia simbólica.


Desde una perspectiva sociológica, Pierre Bourdieu nos ofrece una clave insoslayable: el gusto no es una preferencia individual, sino una forma de capital cultural que organiza el mundo social (La Distinction, 1979). Así, el revival del soporte físico no responde a una pulsión retro, sino a una lógica de diferenciación. El vinilo, el papel, la tinta y el cartón operan como signos de autenticidad frente a la volatilidad del simulacro digital. No se trata de volver atrás, sino de elegir con intención: performar el archivo como statement.


Walter Benjamin, en La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica (1936), advertía sobre la pérdida del aura en los objetos reproducibles. Pero en el presente, imprimir una imagen o escribir una carta no es solo conservar: es editorializar. Es devolverle al objeto su capacidad de ser portador de historia, de afecto y de estilo. En este gesto, el archivo se convierte en accesorio narrativo, en moodboard afectivo, en reliquia curada.


Desde el diseño, podríamos decir que la tecnología ha avanzado en velocidad, accesibilidad y democratización de herramientas. Pero ha retrocedido en densidad simbólica. La interfaz reemplazó al objeto, el scroll al gesto, el feed al relicario. Y sin embargo, el cuerpo reclama su lugar: en la textura del papel, en el sonido del vinilo, en la caligrafía de una carta. Porque el archivo físico no solo conserva: performa. Obvio que es más barato leer un e-book, se acceso mucho más fácil, incluso sin salir de tu casa, escuchar el último album de tu artista preferido/a en el instante que sale es divino pero NADA equivale a leer en formato físico o escuchar un album en vinilo, la experiencia de ir a comprar el formato físico de las cosas, se perdió completamente y lo considero una tragedia.


A modo anecdótico les comento algo que hice y recomiendo. Yo soy muuuuy fan de ir a la calle Corrientes a comprar libros, después de tomarme un cafecito en un palacio, es mi self date preferida (y es difícil porque tengo muchas), pero hace relativamente poco, imprimí las fotos de mi viaje a Europa y las archivé en un álbum de fotos como antes, no les puedo explicar lo que sentí en el momento, casi lo que pienso cuando me veo al espejo todos los días, un amor incondicional. Después me fui a ver vinilos y me acordé de cuando era adolescente, épocas donde compraba cds todo el tiempo, fue un flashback muy lindo pero es inevitable preguntarme, puede existir un revival del soporte físico de las cosas, más allá del precio de las mismas? Porque la idea en teoría es fantástica pero muchas veces, una utopía. La inflación se incrementa cada día más (tanto acá en Argentina como en el resto del mundo) y el acceso se limita pero gracias a la moda circular, es más fácil acceder. Además no sólo es súper chic, sino súper icónico.


Imprimir es resistir. Archivar es performar. Y recordar, en papel fotográfico, es un acto de distinción, una declaración de amor, porque en tiempos de scroll infinito, el verdadero lujo es detenerse, imprimir y encuadrar lo que importa. Ser valiente y amar creando es la forma más hermosa del amor, detalles que se perdieron y requieren de un revival, además no hay nada peor que una persona cobarde, un horror, quiero incentivar a que todas las personas que estén leyendo mi nota, sean como yo. Y si alguna vez dudás entre guardar o imprimir, recordá: lo que se imprime, se convierte en historia, porque hay recuerdos que no caben en un archivo .zip. Hay gestos que merecen papel, perfume y cintitas de raso.

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